Un plan de pensiones no es más que un producto de ahorro previsional cuyo horizonte es a largo plazo. La finalidad de la persona que lo contrata es la de construir un ahorro que a lo largo de los años generará cierta rentabilidad. Dicho capital se construye a través de las aportaciones periódicas o puntuales realizadas por el partícipe y que, para generar rendimientos, son invertidas por los gestores del plan en función de los criterios de rentabilidad acordados y el nivel de riesgo asumido por el contribuyente.
Así pues, a la hora de rescatar el plan de pensiones, el titular podrá recibir no solo el dinero que aportó, sino también las utilidades que este haya podido producir. Por otro lado, son productos que conviven perfectamente con la pensión pública, es decir que, una persona puede perfectamente beneficiarse del sistema público de jubilación y a la vez cobrar los rendimientos del capital aportado o bien, retirarlo de manera parcial o total.