Cumplir nuestras metas y sueños personales requiere de determinación y empeño, pero también de una buena base profesional que nos permita defendernos en un mundo tan competitivo como este. Por ello, cuando llegan hijos a nuestro plan de vida, esa planificación se vuelve indispensable si queremos darles lo mejor, en especial a nivel educativo. Su formación académica es una prioridad indiscutible para nosotros como padres, pero también es una inversión significativa que debemos tener en cuenta como parte de nuestro plan de ahorro familiar.
Debido a la globalización y a los nuevos avances tecnológicos, el mercado exige profesionales cada vez más preparados y mejor cualificados para acceder a los nuevos empleos que surgen a diario. El coste de una carrera universitaria aumenta si la universidad es privada o si queremos que nuestros hijos estudien en el extranjero, vuelve a aumentar si le añadimos el posgrado que suele exigir el Plan de Bolonia y se duplica o triplica dependiendo de la cantidad de hijos que tengamos.