La técnica que dio lugar a que aparecieran este tipo de cerraduras para el hogar es el bumping, un sistema inventado en los años 70 por cerrajeros en Dinamarca. Empleaban esta técnica para, a falta de una llave, abrir la cerradura de una vivienda sin causar desperfectos.
Al principio, su uso era 100% profesional, pero el verdadero problema llegó con la popularización de esta técnica. Bandas especializadas en robar pisos y viviendas de lujo comenzaron a emplear este mismo método para acceder de manera silenciosa y sin dejar rastro.
Después de aplicar el bumping, la llave habitual sigue abriendo con normalidad, por lo que la única señal de haber sido víctima de los ladrones perfectamente puede ser la ausencia de nuestros objetos.
La solución para evitar el bumping es la cerradura antibumping. Este tipo de cerradura cuenta con sistemas de pitones complejos y repartidos de forma radial que no pueden manipularse con la ganzúa (herramienta manual que se utiliza para abrir la cerradura sin llave).