Consumir bebidas alcohólicas y drogas es una de las primeras causas de muertes por accidentes de tráfico en el mundo. En Europa, la ingesta de alcohol está relacionada con alrededor del 20 al 25% de las muertes por accidente de tráfico, mientras que en España se conoce que más del 60% de los siniestros que ocurren en la carretera están relacionados con estas sustancias.
Según la última Memoria 2019 presentada por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF), las autopsias del 45,5% de los conductores que murieron en un accidente de tráfico revelaron que 254 de los 588 fallecidos, dieron positivo en alcohol, drogas de abuso y/o psicofármacos. Esto supone un incremento del 2,1% en comparación con el año anterior.
Con respecto a la edad, más del 70% de los conductores con resultado positivo tenían entre 24 y 54 años y el 96,1% de ellos eran hombres. ¡Y eso no es todo! Hay un dato aún más alarmante: el 80% de los conductores cuyos resultados toxicológicos dieron positivo, presentaban una tasa de alcoholemia superior al 1,2 g/L.
Debido al grave peligro que supone conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas, las autoridades han endurecido las normas para que el acto se considere como delito contra la seguridad vial y se pueda someter al actor a un procedimiento legal.