El cumplimiento de las normas de tráfico por parte de peatones, ciclistas, conductores de vehículos a motor y demás transeúntes de las vías públicas, es indispensable para evitar accidentes fatales. Aunque la ley sea mucho más severa con los conductores de coche (la culpa siempre es suya hasta que se demuestre lo contrario), también lo es en cuanto a lo que debemos hacer ante un atropello en la vía como testigos. Tal como lo estipula el artículo 129 del Reglamento General de Circulación, que establece que cualquier usuario de las vías que se vea implicado, presencie o tenga conocimiento de un accidente de tráfico, está obligado a auxiliar o pedir auxilio para las víctimas, colaborar para evitar mayores daños, ayudar o restablecer la circulación y aclarar los hechos en la medida de lo posible.
Esto involucra a peatones y ciclistas, que aunque no requieren de un permiso específico para circular, son parte activa de la dinámica vial y las principales víctimas de accidentes causados por vehículos de motor. Por lo tanto, lo primero que hay que hacer, tanto si cometes un atropello como si lo presencias, es detenerte y prestarle ayuda a la o las víctimas, pedir ayuda si es necesario, velar para que los elementos involucrados en el accidente permanezcan en el mismo lugar, para no alterar la escena, y esperar a que llegue la policía para registrar el hecho.