Es una situación de alto riesgo en la que las ruedas delanteras del vehículo pierden agarre y contacto con el terreno de la carretera a causa de una excesiva capa de agua que se forma entre la goma y la superficie del neumático. Se acumula tal cantidad de agua por debajo del neumático, que es imposible evacuarla inmediatamente.
Como consecuencia de todo lo anterior, el conductor pierde el control del automóvil ya que no es posible maniobrar, frenar o girar. Ante el peligro que supone este fenómeno, además de saber qué hacer en caso de aquaplaning, es vital contar con seguro de coche que nos proteja tanto a nosotros como a terceros en caso de accidente.