Barcelona lleva poco más de dos años conviviendo con una ZBE (Zona de Bajas Emisiones) que, según datos del Ayuntamiento local, ha evitado el desplazamiento de 600.000 coches contaminantes en la ciudad. Madrid es otra de las grandes ciudades en las que esta medida es una realidad desde hace un tiempo.
Aunque esta cifra representa una victoria, hay dos detalles relacionados que parecen dar cuenta de todo el camino que falta por correr: el primero, es que la medida no ha logrado que la ciudadanía se cambie a medios de transporte más sostenibles. El segundo, es que, a partir del 2025, esta medida se extenderá a otros 150 municipios españoles, que estarán obligados a establecer ZBE.
Esta medida está enmarcada dentro de la Ley de Cambio Climático, que busca estimular una transformación urbana para tener ciudades más afables con los peatones, con menos contaminación (acústica, ambiental, lumínica), con aire de mejor calidad y donde los coches no sean objetos que ocupan la mayoría de la vía pública. Asimismo, y tal como lo explicó en su momento el presidente de la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (ANS), Francisco Guardeño, las medidas también buscan disminuir las cifras de muertes por contaminación ambiental, que en el mundo cobran 7.000.000 millones de vidas anuales, 30.000 de ellas en España.