El Plan PIVE estuvo vigente entre el 2012 y el 2016, ofreciendo ayudas económicas para la renovación de coches con más de 10 años de antigüedad para modelos nuevos, aunque no contemplaban necesariamente el factor energético de los mismos. Desde el cese de estas ayudas, ha habido una insistente petición por parte de fabricantes y conductores para la puesta en marcha de planes de financiación parecidos y, aunque ha habido avances, solo se ha logrado concretar planes para incentivar la compra de coches eléctricos o que utilicen energías alternativas.
En junio de 2018, por ejemplo, se puso en marcha el Plan Movea con un presupuesto aprobado de 14,26 millones de euros. Debido al éxito que tuvo (se agotaron las plazas en una semana), este año vuelve con un presupuesto de 55 millones de euros para incentivar la compra de vehículos más respetuosos con el medio ambiente junto a otra partida presupuestaria aparte destinada a la instalación de más puntos de recarga eléctrica. Se trata del primer plan de financiación para vehículos híbridos, de gas natural comprimido o licuado.