Cuando muere una persona cercana, conviene tener a mano información clara sobre las gestiones que se deben llevar a cabo para dejar todo en orden y cumplir con lo que dicta la ley. El certificado de defunción o el de últimas voluntades no son los únicos documentos que debemos tramitar, pero sí los más comunes. A ellos se suma la baja en el padrón.
Mudarnos no es la única razón para dar de baja un empadronamiento. El fallecimiento de una persona también es motivo de ello y, aunque es uno de los papeleos menos complejos, es aconsejable tenerlo en cuenta y evitar, por desconocimiento o por el vencimiento de algún plazo, dejarlo pasar.