Las criptomonedas son activos digitales que operan en redes descentralizadas basadas en tecnología blockchain. Su funcionamiento se basa en un sistema de registros distribuidos que permite la verificación de transacciones sin necesidad de intermediarios, como bancos. Cada transacción es validada por una red de nodos y registrada en bloques inmutables, lo que garantiza transparencia.
Pese a ello, su naturaleza digital, su extrema volatilidad y la ausencia de regulación centralizada generan incertidumbre entre los inversores. A esta realidad se suma la falta de respaldo tangible y la posibilidad de hackeos o fraudes, que aumentan las dudas sobre su seguridad.
Son muchos los que prefieren apostar por estrategias de inversión más seguras y diversificadas. Entre ellos destacan los mejores fondos de inversión, gestionados por profesionales que pueden brindar estabilidad a largo plazo.