Existen diversas opciones de seguro para adaptarse a las necesidades y las posibilidades de todo tipo de cliente. Es importante saber que la cuota que tengamos que abonar dependerá en primer lugar del producto que necesitemos y de nuestras capacidades económicas. Teniendo claros estos dos factores, podremos definir con nuestra aseguradora la póliza más adecuada.
Además, hay muchas más variables que se pueden tener en cuenta y que, finalmente, inciden sobre el precio final de nuestra póliza: la edad y nuestro estado de salud, las prestaciones que se quieran incluir, nuestra profesión o la cantidad de capital que queremos asegurar.
Para definir el producto que mejor responda a nuestras exigencias es esencial pensar para qué lo queremos en relación con nuestro proyecto de vida. Es decir, si el seguro responde a una necesidad individual o familiar, si tenemos personas a cargo o si estamos planeando tener hijos. Reflexionar en estos términos nos ayudará a identificar en qué momento de nuestra vida nos encontramos y entender el seguro como una inversión para salvaguardar nuestro futuro y el de nuestros seres queridos.
Como acabamos de ver, las condiciones son siempre muy flexibles y dependerá de nosotros saber adaptarlas lo mejor posible a nuestras necesidades.