Para acceder a medicamentos subvencionados y no abonar su coste total, es necesario que sea un médico de la Seguridad Social quien los recete. Es decir, si un profesional de la sanidad privada emite una receta, el asegurado tendrá que pagar el precio real del fármaco.
Sin embargo, existen compañías de seguros que ofrecen la cobertura de farmacia entre sus servicios. Esta garantía permite el reembolso de un porcentaje del coste de los medicamentos al asegurado y, en muchos casos, no tiene restricción de edad. Eso sí, la aseguradora no está obligada a costear todos los fármacos que se compren en la farmacia, ya que esta cobertura suele tener algunos límites.
Además, una condición que suelen imponer las aseguradoras es que todas las personas incluidas en el seguro de salud deben contratar esta cobertura.