El contrato de seguro es un acuerdo por el cual la aseguradora se compromete a subsanar un daño o indemnizar al tomador de la póliza siempre que el siniestro que haya tenido lugar esté previsto en el contrato. Con independencia del tipo de póliza y de los riesgos que esta cubra, el tomador se compromete a pagar un precio denominado prima.
Un contrato de seguro puede tener por objeto cubrir todo tipo de riesgos siempre que exista un interés asegurable entre ambas partes, salvo prohibición expresa de la ley.
En un modelo de contrato de seguro podemos encontrar los siguientes elementos:
Asegurador: es una de las partes que suscribe el contrato de seguro independientemente de que se trate de un seguro marítimo, mercantil, de hogar, médico, etc. El asegurador tiene la obligación de indemnizar el daño producido al asegurado, ya sea a través del pago del capital asegurado, una renta o cualquier otro ejemplo de prestación convenida en el contrato.
Tomador: es la persona natural o jurídica que suscribe la póliza de seguro y quien se hace cargo de los pagos de la prima. Habitualmente, el tomador es también el asegurado, aunque este puede contratar el seguro para un beneficiario que no sea él mismo. En caso de querer renovar la póliza, es el responsable de comunicarlo a la aseguradora mediante carta de cancelación con dos meses de antelación.
Asegurado: es la persona a quien proteje el seguro. Por ejemplo, en una póliza de coche las coberturas se activarán si le ocurre algo al asegurado.
Beneficiario: es la persona física o jurídica designada por el tomador de la póliza para que reciba la indemnización prevista en las condiciones generales del contrato de seguro. El beneficiario puede ser una o varias personas.