Si bien las consecuencias de una valoración incorrecta pueden afectar tanto a la compañía de seguros como al tomador, las aseguradoras suelen aplicar la regla de equidad en seguros cuando, después de producirse el siniestro, detectan que las condiciones reales no se ajustan a las convenidas en el contrato.
En la mayoría de los casos, la diferencia de condiciones suele deberse a los siguientes motivos (siempre y cuando estas causas se deban a un olvido o despiste por parte del asegurado):
- El tomador del seguro ha proporcionado datos inexactos cuando ha formalizado el contrato con la aseguradora.
- Desde la firma del contrato hasta la fecha del siniestro se han producido cambios en los elementos asegurados. Sin embargo, el tomador del seguro no ha informado sobre ellos.
- Se han hecho modificaciones en las condiciones de la póliza, pero no se han actualizado.
- Hay cláusulas del contrato que no están lo suficientemente claras y dan lugar a lagunas interpretativas.
Por ejemplo, el principio de equidad puede aplicarse en un seguro de vida en el que la fecha de nacimiento sea errónea o un seguro de coche en el kilometraje del vehículo sea incorrecto. Independientemente de esto, la indemnización que reciba el asegurado será menor cuanto mayor sea la prima que debería haber pagado si hubiese aportado los datos precisos.
No obstante, conviene mencionar que los errores que pueden llevar a la aplicación de esta regla se pueden corregir. Según la Ley de Contrato de Seguro, la compañía tiene un plazo de dos meses desde la notificación para proponer al tomador una modificación del contrato. Si el asegurado, que dispone de 15 días para dar una respuesta, la rechaza, la compañía podrá rescindir el contrato.