Los criterios de sostenibilidad pueden ayudar a mejorar el perfil de rentabilidad/riesgo de la inversión y, por tanto, ayudar a invertir para un mundo mejor.
En otoño de 2021, el Bank for International Settlements causó cierto revuelo cuando publicó un artículo sobre las finanzas sostenibles en el que argumentaba que había indicios de valoraciones exageradas los productos vinculados vinculados a factores ASG – entendiéndose, como aquellos que son socialmente responsables–. Eso abrió el melón sobre si nos encontramos ante una “burbuja verde”, o no.
Las valoraciones altas no implican necesariamente que determinados sectores en el mundo de la inversión se estén sobrecalentando, sino que podría ser simplemente un fenómeno general del mercado.
Es imposible pasar por alto la medida en que las “finanzas verdes” han crecido en importancia y se remontan al éxito triunfal de los criterios ambientales, sociales y de gobernanza en el universo de la inversión. La creciente carrera por las inversiones relacionadas los criterios medioambientales también se refleja más allá de los mercados financieros, con las búsquedas en Google sobre “criterios de inversión ASG” absolutamente disparadas en los últimos años.
Tanto Estados Unidos como Europa han anunciado su intención de alcanzar emisiones netas de carbono cero para 2050, mientras que Alemania ha elegido 2045 como fecha límite. Lo que esto significa es que estamos en el camino hacia la descarbonización de nuestras economías, por lo que aquellos que no logran adaptar sus procesos de producción y productos, eventualmente se encontrarán en una enorme desventaja competitiva, hasta verse obligados a salir del mercado.