Este término hace referencia a una directiva europea que entró en vigor a principios de 2016, por la que se cambian las normas del seguro para afianzar esta industria y ofrecer mejores productos a los clientes con una mayor transparencia y protección en escenarios económicos adversos.
Con esta normativa se pretende mejorar el control y medición de los riesgos asociados a los seguros. Se fundamenta en 3 pilares:
Se unifican las normas que regulan el mercado asegurador europeo y se refuerza la participación de la DGS (Dirección General de Seguros) con nuevas competencias de supervisión.
Se aplica una nueva metodología de solvencia en las compañías aseguradoras para que tengan suficiente capital en una posible situación de riesgos simultáneos: de mercado, de contraparte, de negocio asegurador de vida y no vida y riesgo operacional. Además, deberán presentar un informe anual de autoevaluación interna, aprobados por el consejo de administración.