El Recargo es el pago extra que algunos tomadores de una póliza deben realizar a su aseguradora en algunas situaciones especiales. Un ejemplo puede ser cuando hay un riesgo agregado de la que la aseguradora se hará cargo y que va a suponer un recargo en la prima que pague el asegurado para poder cubrir esos gastos extra que tendrá la compañía y que no estaban previstos, según la póliza contratada por el tomador. Esta situación se dará de manera puntual.
El recargo y los grados de riesgo
Las aseguradoras insisten en la importancia de siempre contratar la cobertura adecuada para el riesgo que se asume, con el fin de que esta cubra la totalidad del siniestro producido. Sin embargo, es cierto que hay situaciones que no se pueden prever. Por ejemplo, en el caso de que un conductor de un vehículo empiece a tener numerosos siniestros al año, el recargo en su prima será indispensable para que la compañía pueda hacer frente a ese riesgo que antes no estaba asumiendo, pues el conductor era ejemplar.
Habrá circunstancias en las que el grado de riesgo sea tan elevado que sea la propia compañía la que decida rescindir el seguro en lugar de aplicar un recargo. Aunque, también puede suceder que ante la elevación de las primas el tomador no pueda o no quiera hacerse cargo del importe que se le está cobrando actualmente. En estos casos, el contrato tendría que finalizarse, quedando el asegurado completamente desprotegido.
En definitiva, el recargo es un concepto que conviene conocer en los diferentes contratos con una compañía de seguros y que suele estar presente en el contrato que se firme con la aseguradora. Revisar bien este documento y hacer las preguntas que sean necesarias con relación a este concepto será crucial para evitar malentendidos en el futuro.