Los gastos son un tipo de egreso que supone una salida de dinero no recuperable a cambio de un bien o un servicio. A diferencia de las inversiones - otro tipo de egreso -, con las que se espera a futuro recuperar con ganancias la cantidad de dinero empleado, los gastos representan una reducción del patrimonio.
Si bien los gastos implican un pago, estos dos conceptos no significan lo mismo. Los pagos son un desembolso financiero con el propósito de saldar una obligación adquirida en una negociación.
Por su parte, el gasto es voluntario, pues es decisión propia consumir o no. Además, puede que el pago se haga en el momento mismo del gasto (pago al contado). Sin embargo, el pago también puede darse después, en un plazo pactado de mútuo acuerdo (pago a crédito). Es decir, el producto o el servicio se puede consumir incluso antes del pago. En el terreno de la contabilidad hay que tener en cuenta que, al hablar de pagos, se habla en términos financieros; en cambio, al hablar de gastos, se habla en términos económicos.
Por otro lado, tampoco deben confundirse los gastos con las pérdidas. La diferencia radica en la decisión voluntaria de incurrir en la expiración o disminución de los activos, por ejemplo, de una empresa. Las pérdidas suceden cuando los gastos son superiores a los ingresos, generando resultados negativos con los cuales no habrá utilidades. Las pérdidas son involuntarias y no se obtiene nada a cambio, mientras que los gastos, además de ser necesarios y habituales, son transacciones en las que el dinero se da para obtener bienes, tales como vehículos, alimentos, dotaciones para los empleados; o servicios, entre los que se encuentran los servicios profesionales, de salud, de segurida o de alquiler, entre otros.