Los daños a terceros son aquellos que tú, como persona física, como dueño de una vivienda o de una empresa o como conductor, causas a otras personas de tu entorno o entidades.
La responsabilidad de arreglar estos daños y/o indemnizar a estas personas por el perjuicio causado recae sobre la persona causante, ya sea como cabeza de familia o como dueño de la propiedad o del vehículo.