Un crash test o prueba de choque es un ensayo destructivo que consiste en reproducir una serie de accidentes graves, como los vuelcos o choques frontales. Se lleva a cabo en laboratorios especializados con la finalidad de analizar cómo se comportan los sistemas de seguridad relacionados con la protección de los ocupantes de un coche.
La idea de llevar a cabo un crash test es poder determinar cómo se comportan los materiales durante el impacto. Con la ayuda de maniquíes, los especialistas pueden indagar más sobre cómo se produce el conocido latigazo cervical y otras lesiones que no solo afectan a los conductores y ocupantes del automóvil, sino también a peatones, motoristas y ciclistas.
Marcas como Volvo, BMW, Mercedes Benz, Toyota, Ford, Tesla o Nissan llevan a cabo pruebas de choque para conocer cómo reaccionan sus vehículos ante un eventual accidente de tráfico. Los resultados les permiten desarrollar elementos de seguridad adicionales con los que puedan diferenciarse de sus competidores.