Según las recomendaciones generales de los agentes de seguros, cuanto mayor sea el riesgo que corres en tu día a día profesional, mayor tiene que ser la inversión en tu seguro de vida para estar suficientemente cubierto en caso de que pase lo peor y esos riesgos laborales se materialicen. Aunque la ley 31 de Prevención de Riesgos Laborales de 1991 establece como obligación del empresario velar por la seguridad de sus empleados y realizar la evaluación de riesgos laborales necesaria, existen muchos oficios y profesiones artísticas y técnicas que no dependen de una empresa y cuyos riesgos son asumidos a título personal del profesional.
Los trabajos de riesgo son aquellos que ponen en peligro la salud y la vida de quienes los realizan. Uno de los sectores más peligrosos, por ejemplo, es el de la minería, en el que los riesgos derivados de la manipulación de explosivos o de derrumbe son altísimos.