La acción de la insulina es fundamental para que los alimentos se aprovechen correctamente y es la responsable de que la glucosa entre a las células de los tejidos periféricos, donde es necesaria para el correcto funcionamiento de varios órganos vitales, entre ellos el hígado. Los niveles de insulina aumentan de manera natural después de comer para aprovechar mejor los alimentos y la cantidad de insulina que segreguemos va a depender de la cantidad de azúcares que comamos.
Cuando el cuerpo es incapaz de producir insulina se diagnostica diabetes y, dependiendo del tipo, es necesario un tratamiento constante de insulina aplicada mediante inyecciones subcutáneas puesto que, de no controlarse los niveles de glucosa en la sangre, las consecuencias físicas pueden ser graves y ocasionar desde daños permanentes en los ojos hasta el colapso de los riñones y del sistema nervioso. Si sospechas que puedes tener esta enfermedad consulta con tu médico ya a través de tu seguro de salud.