Ante la propagación repentina del COVID-19, miles de empresas se han visto en la obligación de desplazar a sus empleados desde los centros de trabajo a sus respectivos domicilios. Muchas compañías han tenido que paralizar la actividad por completo, pero otras han podido optar por el teletrabajo gracias al amplio abanico de herramientas tecnológicas que permiten seguir trabajando como de costumbre.
Desafíos del teletrabajo
El primer desafío al que se enfrentan las empresas con el teletrabajo es mantener la seguridad. En muchos casos, los empleados no disponen de dispositivos electrónicos propios como ordenadores o tablets para poder realizar su trabajo en remoto, por lo que la empresa les facilita los disponibles en la oficina. Ante esta situación, pueden producirse robos, averías o un mal uso de estos dispositivos, bien por causas externas o, en ocasiones, por parte de los propios empleados, lo que puede resultar muy costoso para la empresa. Además de la parte económica, el uso de ordenadores y software fuera de la oficina podría suponer una brecha de seguridad en los datos personales que puede tener consecuencias muy graves para la compañía.
Tener control sobre la actividad y horario de los trabajadores es también un reto que las empresas tienen que asumir durante el confinamiento. Si los empleados carecen de un control u objetivos, cabe el riesgo de que el trabajo se haga mal o se entregue tarde. Y es que ‘lo que no se mide no se puede gestionar’. Uno de los objetivos marcados por muchas compañías para evitar esta situación es establecer de forma clara las tareas que corresponden a cada empleado y el tiempo límite del que se dispone para la entrega de proyectos.
Desde el punto de vista de los empleados, no disponer de un espacio adecuado o específico para trabajar puede causar distracción y, como consecuencia, generar un menor rendimiento en el trabajo reduciendo la productividad de la empresa en general. En la misma línea, la distancia puede disminuir el rendimiento del trabajador por la desmotivación que puede sentir al estar apartado del ámbito de trabajo habitual. La falta de comunicación y de roce con compañeros y superiores puede generar una pérdida de identidad en el empleado, y la soledad puede llevarle al desánimo y a la falta de motivación.
En unos meses, las empresas volverán a trabajar con algo más de normalidad. No obstante, es importante extraer aprendizajes de la experiencia y dotarse de equipos virtuales potentes y seguros que aseguren una mayor independencia y colaboración entre los trabajadores. Indudablemente, esta situación tan excepcional habrá servido para fomentar la evolución y mejora de las empresas de cualquier tipo, tanto pequeñas y medianas como grandes.
Tenemos el mejor seguro de coche adaptado a tus necesidades. Ahorra tiempo y dinero e infórmate en Allianz.