Los mercados, tanto la bolsa como los bonos, tardaron en apreciar lo decididos que estaban dispuestos a ser los responsables de la política monetaria, pero las medidas adoptadas ya están ayudando a enfriar la inflación y van a sentar las bases para los mercados en 2023.
Dada su relativa fortaleza económica y su resistencia en materia energética, Estados Unidos tiene la capacidad de absorber la subida de tipos más drástica que otros países. Una dosis tan fuerte de medicina ayuda a la lucha contra la inflación, pero también puede tener consecuencias globales.
Ha contribuido a suprimir de forma brusca la demanda, a incrementar el riesgo de recesión y a crear tensiones en los mercados de divisas y en otros espacios. Ya estamos viendo que las perspectivas mundiales cada vez difieren más, con un crecimiento lento y una inflación baja en China, y con Europa debilitada por su dependencia estructural del gas ruso.