En los ciclos de endurecimiento monetario de los últimos 30 años, las autoridades han tratado en su mayor parte de influir en el crecimiento. Sin embargo, esta vez la inflación se mueve en máximos de varias décadas.
Las permanentes alteraciones de las cadenas de suministro, las presiones alcistas sobre los salarios, el aumento de los costes de la vivienda y los altos precios de la energía están confabulándose para mantener la inflación en niveles elevados.
Además, aunque el ritmo de crecimiento de los precios probablemente esté tocando techo y se moderará, esperamos que se mantenga por encima del objetivo a lo largo de 2022. A consecuencia de ello, los bancos centrales tienen las manos atadas, por más que las bolsas se encrespen, y la credibilidad de los objetivos de inflación está poniéndose a prueba.
Los bancos centrales tienen ante sí un delicado ejercicio de equilibrios para no cometer un error de política monetaria. Subir tipos demasiado (o demasiado rápido) asfixiará la economía, ya que las quiebras se dispararán (debido a los elevados niveles de deuda), pero, por otro lado, la inflación podría arraigar si se actúa con demasiada lentitud. La historia demuestra que la inflación puede resultar tremendamente difícil de controlar cuando ha arraigado.
Ahora que nos adentramos en un ciclo de subidas de los tipos de interés y que los grandes bancos centrales endurecen sus políticas monetarias, podríamos ver que las bolsas siguen corrigiendo, a menudo con fuerza. Como cabría esperar, la volatilidad del mercado probablemente sea superior que en periodos normales.
En el caso de la bolsa, el aumento de los rendimientos de los bonos eleva la tasa de descuento que se aplica a los beneficios, lo que afecta enormemente a los valores de crecimiento, como las empresas de Internet.
La inflación también tiene un impacto directo en los beneficios (a través de los costes de producción y los precios de venta) y, cuando la polvareda se disipe, probablemente los beneficios sean lo que más influya en las cotizaciones bursátiles. Esperamos que estas dinámicas conviertan 2022 en un año de rotaciones.