Para nuestros hijos, el único ingreso al que tienen acceso es el “salario” que les asignamos de manera semanal o mensual por cumplir con sus responsabilidades escolares y apoyar en las tareas del hogar. ¿Acaso no es dinero suficiente para aprender a ahorrar desde que son pequeños? ¡Por supuesto que sí! De hecho, la responsabilidad de crear un plan de ahorro y de enseñar a los hijos el valor del dinero y la importancia de alejarse de los gastos excesivos es de los padres o del adulto a cargo.
Tener una hucha en casa nunca es una mala idea. Aunque ese dinero que vamos acumulando en ese recipiente conocido por todos nunca va a generar ningún tipo de rendimiento, sí que es una buena herramienta que nos permite transmitir a nuestros hijos las primeras enseñanzas en materia financiera y a crear en ellos esa sensación de que destinando una parte del dinero que ganan, serán capaces de hacer realidad muchos de sus sueños: comprar un juguete nuevo, disfrutar de unas vacaciones fuera del país, etc.
Ahora bien, si lo que buscamos es ahorrar para su educación universitaria o sencillamente construir para ellos un colchón económico en caso de hacerles falta, una cuenta bancaria de ahorro no es la mejor alternativa. No genera ningún tipo de interés y por ende, nuestro dinero no crece. En cambio optar por los siguientes productos financieros nos garantiza invertir una cantidad de dinero que crecerá en el tiempo:
- Una cartera de acciones. A largo plazo, invertir en acciones suele ser una buena alternativa. A su favor, cuando compramos acciones nos olvidamos de las comisiones de gestión recurrentes, pero no de las que corresponden a la compra y venta.
- Unit Linked. Si no tienes claro cómo invertir tu dinero y tener la tranquilidad de que el futuro de tus hijos estará protegido, un seguro de vida ligado a un fondo de inversión es todo un acierto. Te permite ahorrar a la vez que suscribir una póliza de vida. Además, eres tú quien decide la cantidad de dinero a invertir y cómo se distribuirá el capital en función de tus expectativas de rentabilidad.
- Fondos de inversión. Son especies de cestas que pueden contener diferentes tipos de activos: acciones, deuda de estados, inmuebles, etc. Sus principales ventajas: funcionan con interés compuesto y no pagan impuestos por traspasos de un plan a otro.