El comunicado del Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC) de la Fed de la semana pasada, el “diagrama de puntos” que sirve como orientación mostraba que los tipos básicos podrían situarse en el 1,875% y el 2,75% para finales de 2022 y 2023 respectivamente.
Esto sugería que este giro de la institución monetaria se había completado finalmente, aunque el presidente de la Fed, Jerome Powell, lo confirmó a principios de esta semana en un discurso en la Asociación Nacional de Economía Empresarial.
Powell se mostró mucho más halcón que en la rueda de prensa posterior a la Fed la semana anterior y no dejó ninguna duda sobre la seriedad con la que el FOMC ve ahora la inflación: “Aumenta el riesgo de que un período prolongado de inflación elevada pueda hacer que las expectativas a largo plazo sean incómodamente más altas, lo que subraya la necesidad de que el comité se mueva rápidamente como he descrito”.
El tono más restrictivo en términos monetarios del discurso sirvió para despejar las dudas que existía en el mercado e indica que el control de la inflación era ahora el objetivo principal de la Reserva Federal, y los mercados de tipos reaccionaron en consecuencia.
La rentabilidad del bono del tesoro estadounidense a 10 años superó el 2,30% desde el 2,17%, y los vencimientos más cortos se movieron aún más bruscamente y aplanaron la curva: el diferencial entre el rendimiento del bono a dos años y a 10 años es ahora de sólo 15 puntos básicos y la curva se invierte a partir del plazo de tres años. La situación es compleja y las dudas para los inversores persisten.